cabecera2-1.jpg
cabecera2-10.jpg
cabecera2-11.jpg
cabecera2-12.jpg
cabecera2-13.jpg
cabecera2-2.jpg
cabecera2-3.jpg
cabecera2-4.jpg
cabecera2-5.jpg
cabecera2-6.jpg
cabecera2-7.jpg
cabecera2-8.jpg
cabecera2-9.jpg
previous arrowprevious arrow
next arrownext arrow
Shadow

III Adviento

III ADVIENTO

 

Estad alegres en el Señor

 

Is 61,1-2a.10-11; Lc 1, 46-50.53-54; 1Tes 5,16-24; Jn 1,6-8.19-28

 

Falta solo un poco en este camino del Adviento para que lleguemos a la Navidad, la fiesta entrañable en la descubriremos, un año más, el inmenso amor que lleva a nuestro Dios a hacerse un hombre como nosotros, naciendo como un niño.

 

Por ello, la liturgia de este domingo nos llama a anticipar la alegría que en ella nos espera. Ahí están las tres lecturas que son una invitación a vivir en clima de gozo hasta la llegada del Emmanuel. Previendo el acontecimiento, en tiempos muy lejanos, el profeta Isaías exclama: “Desbordo de gozo en el Señor”; San Pablo, a su vez, nos apremia: “Estad siempre alegres”. Y Juan el Bautista, sabiendo que el Esperado ha llegado ya, nos dice a todos, repitiendo el mensaje del profeta: “Allanad el camino del Señor”.

 

Alguien dijo que “a nuestro mundo le sobran juergas, pero le falta alegría”. Es cierto que no nos sobra la verdadera alegría en nuestra sociedad; más bien escasea. Y aún es más escasa debido a las mil y una tristezas que nos han traído las sucesivas catástrofes de estos últimos años: una pandemia, guerras internacionales... Se sufre viendo las noticias, pero también se sufre por las cercanas situaciones laborales y familiares derivadas de todo esto.

 

Nos viene muy bien a los cristianos que escuchemos en este tercer domingo  la invitación a la esperanza y la alegría, basadas en la buena noticia de  que  Dios ha querido entrar en nuestra historia para siempre, compartir nuestra vida, entender de nuestras penas y preocupaciones. Dios no permanece indiferente ni está ausente, por más que tantas veces nos resulte difícil descubrir su presencia en medio de sufrimientos.

 

Vale la pena que resuenen hoy en nuestros templos y en nuestros ánimos estas llamadas a la alegría verdadera ante la cercanía de la Navidad. Solo podemos entender la Navidad desde el amor desbordante de Dios Padre que nos hace el mejor regalo: su Hijo. Esto es lo que no cambia, aunque la celebración sea distinta a la de otros años y sintamos la nostalgia de navidades pasadas.

 

Como nos dice el Papa Francisco “La alegría del Evangelio no es una  alegría cualquiera. Encuentra su razón de ser en el saberse acogidos y amados por Dios. Como nos recuerda hoy el profeta Isaías Dios es Aquél que viene a salvarnos, y socorre especialmente a los extraviados de corazón. Su venida en medio de nosotros fortalece, da firmeza, dona valor, hace exultar y florecer el desierto y la estepa, es decir, nuestra vida, cuando se vuelve árida. Es un Dios que nos quiere mucho, nos ama y por ello está con nosotros, para ayudarnos, para robustecernos y seguir adelante. ¡Ánimo!"

 

En el  evangelio  ya  hemos  visto que los  sacerdotes preguntan  a Juan el  Bautista “Tú,

¿quién eres?”. Y él responde: “Yo no soy el Mesías, ni Elías, ni el Profeta… Yo soy la voz que grita en el desierto”. Y añade: “En medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia”.

 

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. A ejemplo de Juan y de los profetas del Antiguo Testamento que no se anunciaron a sí mismos, hoy tampoco la Iglesia, y quienes somos sus miembros, debiéramos ser anunciadores de nosotros mismos, sino únicamente de Aquel que nos ha enviado en su nombre.

 

Gracias por habernos hecho hijos de tu Iglesia, en la que los bautizados como misioneros y misioneras proclamamos que somos una comunidad servidora de Dios y de quienes nos necesiten. Amén

 

 

Rubén García Peláez

100 años del museo

100 años de museo

Revista Catedral de León

revistacatedral

Tienda de recuerdos

Tienda de Recuerdos

We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.