Concluye la colocación del rosetón de la fachada principal

El gran vitral de 30 metros cuadrados consta de 97 piezas, que se han ido insertando una a una desde la plataforma colocada a catorce metros de altura en el interior del templo gótico. La restauración, con una inversión superior a los 400.000 euros, la ha sufragado íntegramente la Fundación Cepa. El rosetón fue el primer vitral en el que se intervino —y, por tanto, ‘campo de pruebas’— durante la magna rehabilitación que salvó a la Catedral de León de la ruina hace dos siglos.

El pasado mes de octubre el Cabildo destapó el escándalo: el rosetón de la Catedral fue adulterado en el taller de Antonio Rigalt i Blanch, que había sido contratado por el ministerio como aparejador del templo leonés y en 1892 recibió el encargo de restaurar la colosal vidriera medieval. El maestro Bolinaga y un equipo de aprendices leoneses se desplazaron entonces a Barcelona para instruirse en sus técnicas.

2020032602335221481La cristalera retornó completamente cambiada, como se ha descubierto durante la actual restauración, llevada a cabo por la empresa Esoca en el nuevo taller de vidrieras, ubicado en la calle Dámaso Merino. Lo complicado es determinar si fue un «fraude».

Los restauradores han detectado el deficiente emplomado llevado a cabo por Rigalt, que ha tenido que ser sustituido por completo. Una vez que los vidrios quedaron ‘al aire’, los restauradores comprobaron que no eran medievales, sino la mayoría del siglo XIX